
Prevenir la obesidad infantil requiere un enfoque integral que involucre no solo a los niños, sino también a sus familias, colegios, comunidades y entornos. Estas son algunas acciones clave que pueden marcar la diferencia:
1. Promover una alimentación saludable desde casa
Incluir frutas, verduras, proteínas y alimentos frescos en las comidas diarias. Evitar el consumo frecuente de ultraprocesados como gaseosas, paquetes, dulces y comidas rápidas. No usar la comida como castigo o premio. Comer juntos en familia fortalece los hábitos y el vínculo emocional.
2. Fomentar la actividad física diaria
Los niños deben moverse al menos 60 minutos al día. Puede ser jugando, bailando, caminando o practicando algún deporte. También es importante reducir el tiempo frente a pantallas a máximo 2 horas diarias. El ejemplo de los adultos es clave: si ellos se mueven, los niños también.
3. Cuidar la salud emocional
Escuchar a los niños, validar lo que sienten y enseñarles a expresar sus emociones sin miedo es fundamental. Algunos niños comen por ansiedad, tristeza o aburrimiento. Fortalecer su autoestima, evitar comentarios negativos sobre su cuerpo y brindar un entorno seguro ayuda a prevenir esa relación emocional con la comida.
4. Educar desde la escuela
Las escuelas deben incluir educación nutricional y emocional en su currículo. También es fundamental que se respeten las horas de educación física y se promuevan campañas que fomenten el respeto por la diversidad corporal. Involucrar a padres y docentes como aliados es esencial.
5. Combatir el estigma y la desinformación
No debemos etiquetar a los niños por su peso ni compararlos con otros. Es importante enseñar que la obesidad no es un fallo personal, sino una condición que responde a múltiples causas. Cambiar el enfoque de “peso ideal” a “hábitos saludables” hace la diferencia. Y si se necesita ayuda, buscar acompañamiento profesional sin miedo ni culpa.
Conclusión:
La prevención no se trata solo de una dieta o una rutina de ejercicio. Es una forma de educar, cuidar y amar sin juicios. Es acompañar a los niños con límites, afecto y conocimiento para que crezcan sanos, libres de estigmas y con una relación saludable con su cuerpo.